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La gastronomía es el reflejo del dinamismo de una ciudad. Y cuando piensas en la oferta culinaria de Madrid, es inevitable pensar en el Mercado de San Miguel, uno de los sitios favoritos tanto de locales como turistas y sobre todo, un punto de inspiración para todos los amantes del buen comer alrededor del mundo.

El Mercado de San Miguel es un lugar que acoge algunas de las mejores experiencias que puedes tener durante tu estancia en Madrid. Ya sea para probar sabores exóticos o para disfrutar un buen vino en compañía de tus amigos, no hay otro destino que se compare. Basta con admirarlo desde el exterior para darte cuenta de lo especial que es.

La construcción del mercado comenzó en 1913 y se inauguró en 1916. Su estilo es característico de la arquitectura de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, en la cual se prefería el uso de estructuras de hierro. En Madrid se construyeron otros mercados similares, pero el único que sobrevive hasta la actualidad es el de San Miguel. (En la ciudad se puede apreciar otro gran ejemplo de la arquitectura de hierro: El Palacio de Cristal del Retiro). En 1999 fue restaurado a su aspecto original y un año más tarde, fue declarado Bien de Interés Cultural.

A pesar de su larga historia y la belleza de su construcción, fue inevitable que la actividad comercial al interior decayera con el paso del tiempo. Por fortuna, una sociedad llamada El Gastrónomo de San Miguel intervino con la intención de revitalizar el mercado. La idea de preservar su esencia tradicional, pero ofreciendo distintas experiencias gourmet dio origen a un concepto único e innovador, el cual se ha replicado en muchas otras ciudades del mundo.

Actualmente, el Mercado de San Miguel es uno de los mejores lugares que puedes visitar para vivir la cultura local madrileña al mismo tiempo que te deleitas con todas las especialidades gastronómicas que se ofrecen en cada uno de sus puestos. Su atmósfera elegante y su tradición histórica sin duda harán que se convierta en uno de tus lugares preferidos de Madrid.