Viaje al pasado por las tiendas castizas de Madrid

Viaje al pasado por las tiendas castizas de Madrid
31 Oct, 2018

Luthiers, vendedores de abanicos, tiendas de hilos y turrones o de caramelos clásicos como las violetas.


Capas y abanicos: las tiendas castizas de Madrid

La mejor manera de conocer la historia cotidiana de Madrid es comprar en los sitios donde lo hacían los abuelos de los madrileños y que siguen intactos. Tiendas de guantes, de caramelos, de capas o de guitarras, intactas y con todo el sabor antiguo.

Pasear la arquitectura del Madrid de los Austrias o del siglo XIX está al alcance de cualquier visitante. Pero para vivir la misma experiencia que los bisabuelos de los actuales madrileños hay que entrar en los comercios que siguen siendo lo mismo y vendiendo lo mismo que entonces. Ofrecen alpargatas e hilos, abanicos, guitarras, turrones, capas y caramelos con forma de flor, Las cosas que llevan siglos en las casas de los madrileños.

No son pocos. Muchos de ellos han sobrevivido al paso de los siglos gracias a su excelente ubicación en el corazón de la ciudad, por donde madrileños y visitantes siempre terminan pasando. Seleccionamos algunas de las compras más castizas -que es el apelativo que en Madrid se da a lo auténtico y tradicional; a lo heredado, pero vivo-.

Capas Seseña (De la Cruz, 23. www.sesena.com) es la única tienda del mundo que solo vende capas. La prenda, que aún se usa en eventos formales y tradicionales, fue uno de los elementos más comunes del vestuario español durante siglos. Abrigaba a ricos y a pobres, aunque las capas de estos estaban llenas de remiendos y las de aquellos seguían las últimas modas. La familia de Capas Seseña las lleva vendiendo desde 1901 y ya alcanza la cuarta generación. Las usaron Hemingway, Picasso o Hillary Clinton y están hechas, desde siempre, de lana de merino de Béjar (Salamanca) cortada y cosida en el taller de la propia tienda.

Casa de Diego (Mesonero Romanos, 4. casadediego.info) empezó a vender sus abanicos hace 200 años. Los tiene de todos los materiales, formas y colores, desde los más básicos hasta los que constituyen auténticas obras de arte. Para el mal tiempo, también venden paraguas y bastones. También es el lugar donde comprar unas castañuelas flamencas y estar seguro de que serán de excelente calidad.

Guantes Luque (Espoz y Mina, 3) es otra tienda centenaria. Fundada en 1886, ahora es frecuentada no solo por los más elegantes de la ciudad, también por estrellas de Hollywood o diseñadores de moda españoles. Ya en 1927 hacían lo mismo que ahora: guantes deportivos, de estilo inglés o de diferentes pieles como la de antílope, la piel de Suecia o, la más demandada, la de cabritilla española.

En la alpargatería Casa Hernanz (Toledo, 18. www.casahernanz.es) venden calzado hecho a mano, particularmente alpargatas, que pasaron de ser un elemento básico para las clases populares a un imprescindible del verano en todos los pies españoles. Aquí hay alpargatas básicas en negro o en blanco, pero también modelos llenos de colores. Junto al calzado, despachan cordelería, hilos y cestas de mimbre desde 1840.

La competencia, también centenaria, es Antigua Casa Crespo (Divino Pastor 29. www.antiguacasacrespo.com), que abrió en 1863. Fabrican sus propias alpargatas en un pueblo riojano, Cervera del Río Alhama. La Reina Sofía compraba aquí su calzado veraniego ya en los años 60.

Es una abadía, pero también es una tienda. En el Convento del Corpus Christie (Plaza del Conde de Miranda 3.) las monjas de clausura venden galletas y bollería sin dejarse ver, como llevan haciéndolo durante siglos. Solo hay que tocar el timbre, elegir de una lista de deliciosos dulces monjiles y pedirlo a través del antiguo torno de madera. Una monja te escuchará y te servirá tu pedido. Y lo hará más complacida si lo primero que le dices es “Ave María Purísima”, a lo que responderá: “Sin pecado concebida”.

En la Guitarrería F. Manzanero (Plaza Santa Ana, 12. www.guitarrasmanzanero.com) el lutier que le da nombre al negocio lleva décadas elaborando guitarras a medida. También tiene una colección de guitarras de anticuario que arranca en el siglo XVIII, con ejemplares como guitarras goyescas o con forma de lira o violín. Algunas están a la venta. Es un lugar ideal para ver la evolución del instrumento desde sus primitivas configuraciones hasta la forma canónica de hoy.

No le deseamos a nadie un dolor de cabeza, pero, aunque sea para comprar unas aspirinas preventivas, hay que visitar la barroca Farmacia Deleuze Isasi (San Bernardo 39). Conservada en su estado original desde 1780, muestra sus techos pintados, las molduras, las estanterías doradas y las lámparas de araña que la han acompañado durante siglos.

Gato Negro (De la Sal, 2. lanasgatonegro.com) es un negocio de lanas con más de un siglo de vida y muy cerquita de la Plaza Mayor. Pocas cosas hay tan tradicionales en las casas españolas como el punto. Si se pregunta a cualquier madrileño, todos guardan en su memoria la imagen de una abuela tejiendo jerseys o bufandas con las piernas metidas en una mesa camilla con brasero. Ahora, vuelve a estar de moda entre los hípsters. De Gato Negro se puede salir completamente equipado con patrones, agujas y acariciables ovillos de lana española.

Almacén de Pontejos (Plaza de Pontejos, 2. www.almacendepontejos.com) es una mercería. Las mercerías son un negocio de venta de productos de costura, prendas y hasta productos de belleza que estaban presente en casi cada pueblo de España y que aún sobreviven en muchos de ellos. La peculiaridad de Pontejos es que no ha cerrado nunca desde 1913 y lo sigue regentando la misma familia. El escaparate es espectacular.

Casa Yustas (Plaza Mayor 30. www.casayustas.com) lleva desde 1886 vendiendo sombreros de todo tipo, desde boinas españolas y francesas a rústicas gorras de campo o elegantes tocados femeninos que resisten el paso del tiempo. Quizás lo más divertido de la tienda sea su indumentaria militar de época, que incluye gorras de distintos cuerpos del ejército y hasta condecoraciones.

La competencia de Casa Yustas, en el número 25 de la Plaza Mayor es La Favorita (https://www.lafavoritacb.com), regentada por la cuarta generación de la misma familia y en el mismo local donde se instalaron en 1894. En competencia con sus vecinos, ellos aseguan que son la sombrerería más antigua de Madrid. Aquí se encuentran sombreros cordobeses o monteras de torero. ¿Más razones para visitarla? La Favorita es el lugar donde compraba sus sombreros el actor español Francisco Rabal y del que salió la gorra que lleva el Che Guevara en la icónica fotografía de Kordas.

En Casa Mira (Carrera de San Jerónimo, 30. www.casamira.es) la especialidad es el turrón, un ladrillo dulce hecho tradicionalmente de avellanas (en formatos blando y duro) y que se toma en todos los hogares españoles durante la Navidad. En esta pastelería, fundada en 1842, podemos encontrarlo hecho a mano (nada que ver con los industriales) y en muchos otros sabores, todos tradicionales, como el de yema y el chocolate. Tienen también los otros dulces típicos de la época: mazapanes, polvorones y fruta escarchada. Su cartel labrado en oro sobre cuatro columnas de caoba se conserva intacto desde 1855.

Los caramelos preferidos de la reina Victoria Eugenia eran las violetas de La Violeta (Plaza de Canalejas, 6. www.lavioletaonline.es). Saben, huelen y tienen la forma de esa flor tan madrileña, que cuenta incluso con un nombre para quienes la vendían por la calle: las violeteras. Abierta en 1915 cerca de Puerta del Sol, La Violeta vende también marron glacé, bombones, pastas y frutas escarchadas.

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